Ábrete a la música y deja que fluya dentro de ti. Deja que sus vibraciones modifiquen las vibraciones de tu cuerpo, de tu espíritu y de tu alma. Deja a un lado tus expectativas e ideas e introdúcete en su sonido, métete completamente en él. En la primera parte de la música dirige suavemente tu atención, sin efectuar ningún esfuerzo, hacia el centro radical, y «observa» lo que allí sucede. Permite todas las imágenes y sentimientos que la música desencadene en ti. Experimentarás cómo, a medida que asciendes de un chakra al siguiente, te vas encontrando cada vez más relajado, y al mismo tiempo te sientes más vivo y feliz. Tal vez sientas que los sonidos operan con una intensidad muy particular en determinados centros energéticos, o quizás percibas claramente los bloqueos en algún chakra. En tal caso, la siguiente vez puedes favorecer el flujo energético en ese chakra con algunos cristales de roca (ver el capitulo correspondiente a la terapia con piedras preciosas).
Cuando la música haya dado su último acorde, disfruta durante un rato el silencio que se ha producido.Al igual que la luz incolora contiene todos los colores, este silencio contiene todos los sonidos del universo.
Para finalizar, imagínate cómo el silencio parte desde el chakra coronal y fluye a todos los centros energéticos.
Puedes repetir este baño purificador y vivificante de energía espiritual todas las mañanas y todas las tardes; o siempre que sientas necesidad; o, sencillamente, cuando quieras disfrutar.
Si tienes algún fragmento de música que te guste especialmente porque te relaja, te tranquiliza, te transporta y te llena de alegría interior en mayor medida que los demás, también puedes utilizarlo, como es natural, como apoyo para cualquier otra forma de terapia.
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