Está muy bien documentado como los colores influyen de muchas maneras en nuestra vida. Afectan nuestro estado anímico, nuestro carácter y son capaces incluso de provocarnos reacciones inconscientes, incapaces de controlar por nosotros mismos.
Con esto en mente el Feng Shui, como ciencia milenaria de armonización, también los relaciona con el flujo del Chi y las energías positivas en nuestra vida. El espectro de color entonces pasa de un aspecto puramente decorativo a influir de otra manera en nuestra mente y espíritu.
Colores vivaces
El rojo se suele utilizar, según el Feng Shui, para atraer la atención y el Chi hacia donde queramos. Así por ejemplo hacia un lugar determinado de nuestra casa. Este debe usarse con mucha discreción y no en grandes cantidades. Si se tiene tendencia a la depresión puede ser beneficiosos los objetos de este tono.
Por otro lado el amarillo es perfecto para llenar de alegría y vivacidad cualquier ambiente. Es ideal en la cocina o comedor para que la familia disfrute de paz y regocijo. Además es muy común en los cuartos de niños pequeños para que crezcan sanos y felices.
Tranquilidad y serenidad
Si lo que se busca es pasividad y descanso reparador, los colores tierra son la mejor opción. Estos van perfectos en las habitaciones y salones de estar. Son altamente recomendados para los dormitorios de personas que están débiles físicamente como ancianos o personas con capacidades especiales.
El blanco transmite pureza y serenidad. Los tonos azules frescura y ambientes cálidos. Los toques negros evocan ambientes con misterio y sensualidad. El verde es totalmente neutral y es muy aconsejable para tranquilizar la mente y el espíritu.