Para depurar energéticamente las piedras preciosas puedes utilizar agua y sal marina. Para una depuración breve es suficiente que las mantengas uno o dos minutos bajo el agua del grifo, y que después las seques bien con un paño de fibras naturales limpio. Las vibraciones purificadoras del agua arrastran las cargas negativas de la piedra.
Para una limpieza en profundidad deja las piedras varias horas en agua corriente. Lo más idóneo para ello es un arroyo de aguas naturales y cristalinas. El agua corriente del grifo también sirve en caso de emergencia.
Otra posibilidad es colocar durante la noche las piedras preciosas en agua con sal marina pura, o también guardarlas en sal marina seca. En este último caso deben estar rodeadas de sal. La sal no debe utilizarse posteriormente. Lo mejor es que a continuación la devuelvas a la energía purificadora de la tierra. Después de la depuración puedes cargar energéticamente las piedras, exponiéndolas durante algunas horas a la luz del sol.
La depuración y la carga deben repetirse de cuando en cuando en caso de que las piedras preciosas se utilicen con frecuencia. La mayoría de las veces notarás cuándo necesitan un tratamiento así. En caso de una enfermedad, es aconsejable mantenerlas bajo el agua del grifo unos instantes después de cada aplicación. Cuando compres o te regalen las piedras preciosas, probablemente tendrán a sus espaldas un largo viaje en el que habrán absorbido toda clase de vibraciones extrañas.
Por eso es bueno que las limpies en profundidad antes de su primera aplicación, y que las recargues, si es posible con energía solar. Después están listas para transmitirte sus energías de la mejor manera posible.
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