En todas las culturas superiores conocidas, las piedras preciosas no han sido estimadas sólo por su belleza, sino ante todo por sus poderes curativos y armonizadores. Las piedras preciosas han crecido a lo largo de millones de años en el seno e la tierra, han pasado en la más absoluta oscuridad por un proceso de refinamiento, depuración y purificación, hasta que en su forma definitiva han sido descubiertas y sacadas a la luz por el hombre.
Las piedras preciosas (gemoterapia) son particularmente idóneas para la terapia de los chakras.
Creados a partir de los elementos de nuestro planeta madre, nos unen con la fuerza protectora, fortalecedora y nutritiva de la tierra. En su radiante belleza son portadoras de la luz en sus colores naturales más puros, y transmisores de energías y cualidades cósmicas.
Atraen a las fuerzas del cielo y la tierra, las canalizan y las irradian al mundo. Mediante sus estructuras cristalinas, contienen además principios ordenadores que nos unen retroactivamente con el orden cósmico, y tener un efecto armonizador sobre el cuerpo y el alma.
Si llevas o colocas encima tuyo una piedra preciosa, surgirá en ti una sutil resonancia de vibraciones.
Las fuerzas y cualidades universales que continúan descansando en ti o que están bloqueadas, volcadas o distorsionadas, responden a la vibración de las piedras preciosas. Estas fuerzas se despiertan y reavivan en su forma original.
Para una terapia de los chakras deberías utilizar piedras preciosas de la mejor calidad. Cuanto más trasparentes sean las piedras y más pura sea su estructura, tanto más transparente y pura es también la energía que irradian y que insuflan en ti.
Antes de su aplicación, las piedras preciosas deben purificarse energéticamente, puesto que no sólo te transmiten energía a ti, sino que también captan sustancias perjudiciales del cuerpo o vibraciones negativas del cuerpo etérico o del entorno. De esta forma te purifican y te protegen. Algunas piedras, al hacerlo, se tiñen o se agrietan. Si es así, no deben seguirse utilizando.
En tal caso, puedes devolverlas a la tierra, enterrándolas en ella. Al cabo de algún tiempo, observa tranquilamente si se han recuperado y han recuperado su color y transparencia originales.
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