Los chakras se dividen naturalmente en tres grupos: inferior, intermedio y superior. Pueden llamarse respectivamente: fisiológicos, personal y espiritual.
Los chakras primero y segundo tienen pocos radios o pétalos y su función es transferir al cuerpo dos fuerzas del plano físico. Una de ellas es el fuego serpentino de la tierra y la otra vitalidad del sol.
Los centros terceros, cuartos y quintos, que constituyen el grupo medio, están relacionados con las fuerzas que por medio de la personalidad recibe el ego. El tercer centro las transfiere a través de la parte inferior del cuerpo astral; el cuarto por medio de la parte superior de este mismo cuerpo; y el quinto por el cuerpo mental.
Los centros sexto y séptimo, independiente de los demás, están respectivamente relacionados con el cuerpo pituitario y la glándula pinal, y solamente se ponen en acción cuando el hombre alcanza cierto grado de desenvolvimiento espiritual.
Los aceites esenciales tienen la facultad de llevarnos a esos planos del bienestar y de disolver los bloqueos que nos obstaculizan el camino. Las fuerzas anímicas, etéricas y no materiales de las plantas afectan al cuerpo energético no material del hombre, en el que también se asientan los chakras , y despliegan en él su efecto curativo y armonizador. En otros tiempos, los lugares sagrados, los reyes, jerarcas y sacerdotes estaban siempre rodeados de aromas y fragancias.
Los sahumerios, con mucho la forma más temprana de aromaterapia, se utilizaban, por ejemplo, para mantener alejada la peste y otras enfermedades.
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