Chakra Coronario. Séptimo chakra en lo alto de la cabeza, es el más refulgente de todos cuando está en actividad, pues ofrece abundancia de indescriptible rapidez. Pares que contienen todos los matices del espectro, aunque en conjunto predomina el violeta.
Los libros de la India lo llaman la flor de mil pétalos, y no dicta mucho esta denominación de la verdad, pues so novecientas sesenta y dos las radiaciones de la energía primaria que recibe. Este chakra tiene una característica que no poseen los demás y consiste en una especie de subalterno torbellino central de un blanco fulgurante con el núcleo de color de oro.
Este vòrtice subsidiario es menos activo y tiene doce ondulaciones propias. Por lo general, el chakra coronario es el último que se actualiza. Al principio no difiere en tamaño de los demás: pero a medida que el hombre adelanta en el sendero del perfeccionamiento espiritual, va acrecentándose poco a poco hasta cubrir toda la parte superior de la cabeza.
Otra particularidad acompaña a su desenvolvimiento. Al principio es, como todos los demás chakras, una depresión del doble etéreo, por la penetra la divina energía procedente del exterior; pero cuando el hombre se reconoce rey de la divina luz y se muestra longànime con cuanto lo rodea, el chakra coronario se revierte, por decirlo así, de dentro hacia fuera, y ya no es un canal receptor, sino un radiante foco de elegía, no una depresión, sino una prominenc ia erecta sobre la cabeza como una cúpula, como una verdadera corona de gloria.
En el hombre muy evolucionado, el chakra coronario fulgura con esplendor, tanto que ciñe su cabeza como una verdadera corona.
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